CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta

CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta

Como entusiasta de la historia con décadas de inmersión en los anales del tiempo, debo confesar que Una casa a través del tiempo: dos ciudades en guerra me ha dejado algo perplejo. Si bien la premisa es intrigante (explorar las experiencias de dos ciudades durante la Segunda Guerra Mundial desde sus respectivas perspectivas), la presentación de David Olusoga, aunque seria, parece similar a un profesor dictando notas a sus alumnos, una oración a la vez.


Una casa a través del tiempo: dos ciudades en guerra (BBC2)

La historia puede verse como una secuencia de eventos o eras que comienzan y finalmente llegan a su fin. Ésta es la razón por la que los historiadores suelen discutir varios períodos de tiempo en la historia.

Especialmente. David Olusoga. Utiliza más puntos. Más puntos. Que cualquier otro presentador.

Esto puede resultar agotador con bastante rapidez, ya que el profesor Olusoga avanza con énfasis rítmico a lo largo del guión. Al dividir cada oración en fragmentos de tres o cuatro palabras, hace que cada frase suene enfática y definitiva, hasta que es imposible saber qué partes realmente importan.

Como alguien que ha estado enseñando durante bastante tiempo, me encuentro adaptándome a los tiempos cambiantes. Hoy en día, los estudiantes ya no tienden a tomar notas escritas a mano. En cambio, dependen de grabadoras digitales. Esto significa que, como profesor, necesito trabajar para hablar más rápido para que todos podamos avanzar en la conferencia y llegar al almuerzo antes.

La narración desconectada de «Una casa a través del tiempo: dos ciudades en guerra» aún no ha llegado a encajar del todo, a pesar de un indicio inicial de que representaría la Segunda Guerra Mundial desde múltiples perspectivas. Hasta el momento, la serie sólo ha avanzado hasta el año 1938, dejándonos una visión parcial de la prometida doble perspectiva.

CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta

CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta
CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta

Hasta ahora, Alemania parece estar a la cabeza. Los investigadores del programa han seleccionado dos bloques de apartamentos comparables, uno situado en el barrio londinense de Marylebone y otro en Berlín. Sorprendentemente, es el edificio de la Pfalzburger Strasse el que cuenta con residentes más intrigantes.

Originalmente, Albert Henninger era un aviador de la Primera Guerra Mundial que logró sobrevivir al ser derribado y capturado. Posteriormente, pasó a desempeñar el papel de asesor técnico de las primeras películas de ciencia ficción alemanas.

Como devoto admirador que cuenta su historia, permítanme decirles que Henninger, a quien seguí en sus actividades artísticas, no sólo era un hábil fotógrafo sino también un hombre cuya amada esposa, Lisi, adornaba muchos de sus encuadres. Juntos parecíamos el epítome de una pareja dorada; sin embargo, en 1928, nuestro vínculo se rompió misteriosamente. Olusoga propuso que la disolución puede haber surgido de la inclinación de Lisi hacia la ideología nazi: ella había sido una de las primeras miembros del partido, lo que podría haber encendido nuestra ruptura.

Entre sus vecinos se encontraba Bonifatius Folli, un chef procedente de África occidental, inicialmente empleado como cocinero personal del duque de Mecklemburgo. Más adelante, ocupó un puesto como profesor de idiomas en la Universidad de Berlín.

La esposa de Folli, Auguste, era de ascendencia caucásica. Dadas las circunstancias, es probable que sufrieran una discriminación significativa, ya que Bonifacio solicitó una visa para volver a visitar su tierra natal, Togo (entonces bajo dominio francés) en ese momento. Irónicamente, Francia le negó la entrada debido a su nacionalidad alemana.

CHRISTOPHER STEVENS revisa la narración inconexa del profesor Olusoga de Anoche que hace que la historia de la Segunda Guerra Mundial sea lenta

Las mansiones Montagu ubicadas en Londres no han sido escenario de ninguna historia humana cautivadora hasta el momento. Sin embargo, su habitante más destacado no es otro que Cecil Bernstein, quien junto con su hermano Sidney regentaban una cadena de salas de cine de lujo.

Uno de los lugares mencionados era un «palacio del cine» situado en Tooting, al sur de Londres, con capacidad para aproximadamente 4.000 personas. Puede parecer inusual imaginar una multitud tan grande asistiendo a una película, pero el historiador social Matthew Sweet señala que durante los años de la Gran Depresión, a menudo era más asequible pasar una noche en el cine que mantener encendida la calefacción de la casa.

Como devoto admirador, le escribí una carta a Cecil, expresando mi profundo afecto por el Tooting Granada. Para saciar este ardor, ¡me encuentro visitándolo unas asombrosas seis veces por semana! El personal allí realmente me reconoce y se preocupa por mí, haciendo que cada visita se sienta como en casa.

Por suerte para ella, en la década de 1930 el cine todavía no era sólo superhéroes y zombis.

2024-10-18 03:33